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Mostrando entradas de agosto, 2010

El susodicho

Perla, Perla, mi querida, tengo que compartir con vos esto. Me gustó un caballero, un muchacho de la fiesta. Me pareció que el susodicho estaba interesado. Pero quién sabe, vos me dirás si se trata de un candidato decente, o de un auténtico tarambana. Encima estuve medio turulata y dormilona, porque al final, cuando me estaba yendo se acercó y me preguntó "¿puedo llamarla alguna vez?"; yo le sonreí, "cuando usted quiera", y de nerviosa y apresurada al final no le di ningún teléfono. Como si pudiera llamarme por Ósmosis. O por Facebook. O Twitter. Y yo de esas cosas no entiendo nada. Estoy perdida, Raquel, orientame. Sé que es cercano tuyo, estás autorizada a que, si lo creés pertinente, le trasmitas un mensaje de parte de Mabel (quedó muy impresionado con el estilete) diciendole "Guadalberto, impresionaste muy bien a Mabel", agregándole todo lo que convenga y creas necesario. ¿Sabés a quién me refiero, Dora querida? Un último comentario: tu compañero, Nico