La onda a lo imposible

Ayer, día de locos. Tenía planeada una pausa visitando a una amiga que tuvo un bebé. La idea de ver a un bebito (a mí que no soy mamá, info importante) me hacía la ilusión, abstraerme de lo mundano, pa-pa ma-ma puchi-chuchi y la cara casi transparente de esas criaturitas de dios que dejan que uno hable pavadas mirándolos a los ojos, algo fácil y tentador para roles de tía como el mío.

Whatsapp: "amiga, me surgió un casting para publi a esa hora, venís a casa un rato luego vamos juntas, charlamos mientras esperamos". Es de las criteriosas, no iba a ir al casting con su hijo, pero iba a ir igual. "Paso corazón, por mi salud mental decidí no visitar más por un tiempo esos espacios, nos vemos la prox". Al rato estaba con ella, mah sí dije, hace mucho que no la veo, ni a ella ni a su hijo y sino se atrasan los encuentros hasta desaparecer en las buenas intenciones, la vida te lleva puesto y no nos vemos más. Me convenció y fuimos juntas. Y obvio, mismo perfil, me dicen "hacelo". Terminé en S.Ortiz sentada en la triste banqueta despintada del primer piso que todos conocemos, esperando con treinta mujeres iguales a mí, y un par de hombres que se ve que la publi necesitaba.

Espera de casi una hora, se fue armando grupete. Al fin nos llaman. A esa altura nuestro humor podría haber estado por la loma del orto, pero no. Pasó algo inesperadamente bueno. Fue simple: le pusimos onda a lo imposible. Al pobre de Hener, último en llegar, lo pusieron de coach (te ganaste el cielo) y tuvo que repetir al infinito sus frases detrás de cámara, con cada uno de nosotros poniendo cara de pelotudos tomando agua de dudosa procedencia, en un vaso usado seguramente desde las 10AM por otros a quiénes ni siquiera le veíamos la cara (la de los presentes al menos las identificábamos) simulando que era una H2O! que nos conducía al cielo de placer, y se fumó de principio a fin algo que sólo me/ le/ nos resultó soportable porque... porque se armó. No pasa siempre.

Hace 20 años que hago castings, conozco esa banqueta celeste despintada de memoria. Siempre llego con humor del orto al momento en que la cámara me dice "acción". Ayer no.
El cameraman era a la vez meritorio, escenógrafo y che pibe. No lo podíamos culpar, estaba solo con 10 personas esperándolo que hiciera todo para seguir. No había manera de echarle la culpa por la demora. Nadie la tiene, pensaba yo para mis adentros, aunque en el fondo sabía que eso no es verdad. Sí, alguien tiene la culpa, ¿cómo pensar que no hay responsables de que las cosas sean así?... Pero no quise detenerme en eso, no quería tapar el sol que milagrosamente había salido dentro de esa sala con paredes descascaradas, no a esa altura del partido. Era tarde para todos, casi las 8 de la noche.

A los de H2O!, a los empresarios, creativos, publicistas, agentes y responsables de esa casual cruza humana de ayer, les digo: con lo que había en esa sala arman un elencazo, espero que se den cuenta. No sólo buenos actores, somos gente que le pone onda a lo que no lo tiene. ¿Se darán cuenta lo que vale? Seguramente no, por eso ellos están allá y yo acá, gastando mi tiempo en palabras que no producen dinero, tal vez sólo algún que otro like que no sirve para nada.

Y a mis compañeros de ayer les digo: chochamus, si a alguno le llega a salir la publi, queda conminado a invitar al resto con lemoncello de verdad, como este que aparece en la foto, no esos poronga al que le hicimos el favor ayer en el casting. Nos merecemos, mínimo, algo así, escenario incluido. A ustedes, ¡salud!

Comentarios

Entradas populares de este blog

El cuerpo y las palabras

Berlín 2

Carta a mi amiga del alma, desde París