Su lugar en el mundo


Su lugar en el mundo. Dentro del agua. Así lo empecé a conocer más a fondo hace siete años, y así lo encuentro siete años después: leyendo un libro en la pileta. Él es mucho más acuático que yo, más caluroso. Supongo que porque tiene más cuerpo, más masa corporal y sufre el calor terriblemente. Por supuesto, esto incluye una enorme diferencia: la tolerancia al aire acondicionado. Muchas veces ni se llama tolerancia sino simple deseo de prenderlo, aire acondicionado per-se. A veces, me parece a mí, prenderlo aunque no haga tanto calor. Con ese asunto caemos en el vaivén típico, que sí, que no, que discusión y, con algo de mala suerte, pelea: por favor no lo prendas, me hace mal a la garganta, la necesito para cantar; pero me muero de calor, así no puedo estar, así no "se" puede estar, no entiendo cómo tolerás esta temperatura... y así. Pero no me quiero meter en estos pocos renglones a discutir de nuevo con quién creo que es. Ahora prefiero mirarlo leer en el agua, su universo natural, como lo llamo yo, mientras lo veo chapucear con los pies tranquilamente desde mi sombra. 

Porque es así, para observarlo me paro en la sombra. Seguramente él interpretaría esto con cierto nivel de ironía, le daría lecturas, sumaría alguna que otra capa; pero esta vuelta me refiero a la realidad: bajo el sol siempre soy yo la que muero de calor, él no. Se produce esa misteriosa inversión, pero es inevitablemente así. Puede que él sea más lagarto y yo más gato de rincón. Menos mal que acá no sólo hay pileta, sino también árboles que amortiguan el caldo urbano con sus hojas verdes.

Verano en Buenos Aires. Si bien hubo muchos que ya pasé por acá, recién a mis 45 años tomé y tomamos la decisión de veranear en la ciudad. Motivos varios. Se me ocurre que iré ampliando. 

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